A las 07.00 de la mañana de pie para dirigirnos al centro de Banff y desayunar. Gran descubrimiento en Bear Street: "Wild Flour", que ofrece panes ecológicos, cafés ecológicos y de libre comercio. Nos gustó tanto que repetimos al día siguiente. Acompañando nuestro capuchino, pedimos unas tostadas con mantequilla y mermelada y otra con tortilla y tomate. Desayuno fuerte para el largo día que nos esperaba.
Nos habían recomendado en la oficina de turismo ir a Lake Louise no por la autopista, sino por una carretera comarcal apenas transitada y que circulaba paralela a la autovía. todo un acierto.
A mitad de camino entre Banff y Lake Louise paramos en Johnston Canyon. Tras dejar el coche en un aparcamiento público, empezamos una pequeña caminata de unos 2 kilómetros para ver la catarata. Las vistas, el camino, la geología y la naturaleza hicieron el resto.
A unos 50 kilómetros aproximadamente de Banff se encuentra Lake Louise, localidad famosa, además de por su lago, por los salones de té alpinos y el Hotel Marimont Lake Louise. Después del trayecto en coche, nos encontramos con el problema de no tener literalmente ningún sitio disponible para aparcar. Una hora contada de reloj nos llevo poder dejar el coche en una cuneta de la carretera de acceso al lago. Así que el día no empezaba bien. Eso sí, esto nos duró el tiempo que tardamos desde el aparcamiento al lago. La respuesta: justo a continuación.
Tras hacernos miles de fotos, nos dirigimos al embarcadero para alquilar una canoa. Era imposible resistirse viendo ese agua. Optamos por el paseo de treinta minutos porque teníamos reservamos en el Hotel Mairmont la ceremonia del té llamada "Afternoon Tea". El paseo en barco se nos quedó corto. Después de más cientos de fotos desde todos los ángulos intentamos acercarnos lo máximo posible al final del lago, pero la distancia y la falta de tiempo hizo que no llegáramos ni a la mitad. Aún así, una de nuestras mejores experiencias y que creo que jamás olvidaremos.
Después de desembarcar, corriendo para el hotel puesto que teníamos a las 13.30 la reserva en el restaurante del hotel. Con un trato exquisito, nos dimos un homenaje que creo que no nos volveremos a dar en todo el viaje. Las vistas al algo no desmerecían a la comida, ligera, pero sabrosa y en su justo término. Una delicia.
Tras hacernos miles de fotos, nos dirigimos al embarcadero para alquilar una canoa. Era imposible resistirse viendo ese agua. Optamos por el paseo de treinta minutos porque teníamos reservamos en el Hotel Mairmont la ceremonia del té llamada "Afternoon Tea". El paseo en barco se nos quedó corto. Después de más cientos de fotos desde todos los ángulos intentamos acercarnos lo máximo posible al final del lago, pero la distancia y la falta de tiempo hizo que no llegáramos ni a la mitad. Aún así, una de nuestras mejores experiencias y que creo que jamás olvidaremos.
Después de desembarcar, corriendo para el hotel puesto que teníamos a las 13.30 la reserva en el restaurante del hotel. Con un trato exquisito, nos dimos un homenaje que creo que no nos volveremos a dar en todo el viaje. Las vistas al algo no desmerecían a la comida, ligera, pero sabrosa y en su justo término. Una delicia.
¿Y qué hacer después de semejante festín? Pues algo de ejercicio. Así que decidimos hacer el sendero de los salones de té alpinos, de unos 3,4 kilómetros, pero con una pendiente brutal. El objetivo era el Lake Agnes Teahouse, donde se encontraba el famoso salón de té alpino, con parada en el Lake Mirror. Y allá que nos fuimos por un sendero durísimo, pero lo hicimos...
Para la vuelta, y dado el cansancio, optamos por regresar por la autovia. Tan cansados estábamos que paramos en el centro de Banff directamente para cenar sin pasar por nuestro hotel. Así ya después de cenar, hotel, ducha y cama. Sin embargo, nos esperaba una sorpresa culinaria de las mejores de lo que llevamos del viaje: Eddie Burguer & Bar, en Caribou Street. Una carta de hamburguesas gourmet espectaculares. Con ternera orgánica AAA de Alberta (clasificación máxima para una carne), no queremos dejar la oportunidad de volver en nuestro último día en Banff.
La bajada después de tan dura subida fue rápida y entretenida. Disfrutamos de las vistas mucho más que en la subida e hicimos los 3,4 kilómetros en un tiempo bastante bueno. Nos detuvimos por última vez en Lake Louise, y para el coche. De ahí, al Moraigne Lake, a unos kilómetros solo de Lake Louise. Sin duda, este Lake Moraigne, uno de los más espectaculares que hayamos visto durante el viaje. Lástima que llegamos sobre las 18.00 horas y no pudimos alquilar un kayak o una canoa. Este lago se ubica en el valle de los Díez Picos. Desde el embarcadero (boathouse), salen rutas senderistas que, por la hora, igualmente, no pudimos hacer, salvo un pequeño sendero que bordeaba el río de unos 30 minutos.
Ya de vuelta del corto pero intenso sendero que bordeaba el Lake Moraine, paramos en Lake Louise Sightseeing Gondola, pero se encontraba cerrada. Apuntado queda para la próxima. Como bien dice muestra amiga Sales, hay que dejarse algo siempre para el próximo viaje que te mantenga el deseo de volver.
Mañana: Icefields Parkway y Jasper.
Brutal chicos!!!!!!
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