martes, 6 de agosto de 2013

Día 6: Jasper (02-08-2013)

Pese a lo que pudiera parecer a primera vista, Jasper es bien distinto a Banff.
En un primer momento, Banff parece mucho más completa, más animada, y Jasper por el contrario, parece más anodina, con menos viva que Banff. Pero conforme le vas cogiendo el ritmo a la ciudad, captas todo el encanto de una localidad más pequeña, pero más entrañable. Es difícil de explicar si no paseas por sus dos calles principales y te dejas llevar un poco por la ciudad.



Dicho esto, ¿por dónde empezar? Como siempre, por el desayuno. "The Other Paw", en el 610 de Connaught Drive, la avenida principal de Jasper, justo enfrente de la terminal de la estación de ferrocarril. Es una panadería - pastelería, con mucho movimiento, pese a lo temprano que era. Tomamos un muffins de jamón y un wrap vegetal francamente bueno. Lo mejor, el cafe. Un latte muy bien preparado. La verdad es que con el paso de los días se le va cogiendo el tranquillo a eso de los cafes americanos, casi sin leche y que en un primer momento parece agua con cafe... Pero todo es cogerle el gusto.





Dado que el planteamiento inicial era visitar todos los lagos limítrofes con Jasper, hicimos una incursión en uno de los dos únicos supermercados con los que cuenta Jasper: Robinson´s. Así que compramos todo lo necesario para hacer un picnic canadiense: sandwiches y algo de picar, además de algo de fruta que se iba echando en falta.


Aprovisionados, pusimos rumbo a Maligne Lake, a unos 50 kilómetros de Jasper. Estamos hablando de un lago que cuenta con 22 kilómetros de largo y al que todo el mundo califica como uno de los lagos más hermosos de Canadá, fundamentalmente por sus aguas de color turquesa.

Pero antes, en el camino...


Cuando íbamos de camino a Maligne Lake, a lo lejos, en la carretera, divisamos tres manchas oscuras, sin saber a ciencia cierta que era. Una ciclista que nos precedía también lo vio, y lo que hizo fue parar y rápidamente darse la vuelta como alma que lleva el diablo. Si! Eran tres osos lo que había visto la ciclista! Nos quisimos acercar con el coche, pero no había valor para bajarse y seguirles el trasto, así que seguimos nuestro camino.




A orillas del lago se pueden encontrar dos atracciones: por un lado, Maligne Lake Boathouse, la casa de botes del lago, donde puedes alquilar una canoa o un kayak para recorrer parte del lago. Y por otro lado, Maligne Tours, que es un crucero en un barco interpretativo, donde una guía te va explicando toda la historia, fauna, flora y demás del lago. Optamos por este último ya que era la única forma de visitar Spirit Island, una pequeña isla que se encontraba casi al final del lago, donde las aguas reunían su color más espectacular .  Me sorprendió muy gratamente el recorrido, la verdad. Lo que nos animó a contratarlo es que la revista "Digest Canada" había bautizado este trayecto como el más bonito de Canadá. Las vistas que pudimos apreciar bien merecen ese calificativo...












Después de la hora y media del trayecto del barco, optamos por realizar una ruta senderista denominada  Mary Schaffer Loop, de unos 3,2 kilómetros, alrededor del lago. Espectacular. Durante el recorrido, paramos a realizar nuestro picnic en una de las mesas habilitadas al efecto. Gracias a que llevamos el cascabel y el spray anti-osos ibamos más tranquilos, pero había momentos donde te podías encontrar en mitad del bosque, sin nadie a  15 minutos de donde estábamos, así que fue una ruta tensa, pero que a su vez, disfrutamos muchísimo...








Ya de regreso paramos en Maligne Canyon, un risco empinado y estrello moldeado por el río que discurre a sus pies. Rodean el Canyon seis puentes, dependiendo de la ruta que se escoja y de las ganas de andar que tenga cada uno. Nosotros nos quedamos en el tercer puente.





A la vuelta de Maligne Lake, y pese a que teníamos previsto visitar dos más, nos quedamos sólo con Annette y Edith Lake. Y fue aquí donde vino uno de los momentos que no se me olvidarán en la vida. Un baño en el lago Annette. Un baño en aguas que provienen de un glaciar. Todo empezó parando el coche cerca de un embarcadero en Annette Lake, y donde vimos que había un par de locos bañándose en el agua. Decidimos ponernos las chanclas y por lo menos meter los pies, cosa que hicimos. Pero al cabo de los minutos, cuando ví que el frío, aunque mayúsculo, se podía soportar, no me pude contener, y tras ponerme el bañador, acabe dentro del agua. La sensación, indescriptible. Es como nadar en una piscina de agua Bezoya. Muy, muy fría, pero una pasada. Indescriptible.









Después de esos momentos de relax, visitas muy brevemente Edith Lake, antes de regresar a nuestro hotel.



Una vez que llegamos a Jasper, y antes de ir al hotel, fuimos a reservar nuestra excursión del día siguiente: Rafting.  En la primera agencia que preguntamos estaban completos para el día siguiente, así que tuvimos que probar suerte en otra y conseguimos plaza!!

Ducha rápida y a cenar. En este caso, y después del homenaje de la noche anterior, fuimos a "Jasper Pizza Place, en el 402 de Connaught Dr.  Como su propio nombre indica, las pizzas son su especialidad. Y si bien es frecuente esperar grandes colas si se va a primera hora de la cena (18.30), llegamos a las 21.00 y no tuvimos que esperar prácticamente nada, además de poder acceder a su terraza y cenar desde un mirador fantástico. Las pizzas espectaculares.




Y con esto damos por concluido un día más: Mañana, "padel or die",



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