La excursión duraba unas 4 horas. Dos de rafting y dos de viaje en un autobús escolar, de los típicos amarillos, hasta la zona de salida.
Pero antes, desayuno en la habitación del hotel lo que nos quedaba de comida del supermercado.
De ahí al centro de salida del rafting. Tras la explicación de nuestro guía, nos echamos al agua. Nuestra guía, una chica auténtica de Jasper, te daba gran sensación de seguridad. En invierno era profesora de snow y en verano, instructora de rafting. Afortunadamente, había un trayecto inicial de unos 15 minutos donde te ibas haciendo al bote y a tus compañeros, a la vez que ibas practicando todos los movimientos necesarios durante la travesía. Remar hacia delante, hacia atrás, tirarte al suelo, agarrarte a la cuerda del lado contrario por si el bote se inclinaba y volcaba... Nos dio tiempo de enseñar todos los movimientos varias veces. Nuestro bote, de los cinco que había, se llamaba "Europe Team" debido a que eramos dos españoles, dos alemanes y dos polacos, además de nuestra instructora.
Más cosas que contar: aunque ibamos con traje de neopreno, el agua estaba congelada (evidente, al ser agua de deshielo de glaciar), pero por mucho que se cuente, hasta que no te da la primera bofetada, esto es, una ola en toda la cara, no eres consciente de lo realmente fría que está. Afortunadamente hacía muy buena temperatura fuera.
Más cosas que contar: aunque ibamos con traje de neopreno, el agua estaba congelada (evidente, al ser agua de deshielo de glaciar), pero por mucho que se cuente, hasta que no te da la primera bofetada, esto es, una ola en toda la cara, no eres consciente de lo realmente fría que está. Afortunadamente hacía muy buena temperatura fuera.
En definitiva, nos lo pasamos en grande y hasta se nos hizo corto, pese a que el trayecto duro casi una hora. Una experiencia, al igual que otras muchas que estamos viviendo en este viaje, inolvidable.
Tras cambiarnos de ropa, vuelta a Jasper, donde teníamos el coche aparcado.
De la comida de ese día, mejor no hablar. Fuimos de nuevo al supermercado de Jasper, Robinson's, y compramos algo de comida preparada que tenían: unos noodles, con un sabor muy intenso a vinagre, una ensalada griega, igualmente nada apetitosa, lo único que se salvo fue una bandeja de sushi que si estaba pasable.
Tras comer, recogimos nuestro equipaje que aún estaba en el hotel, y de vuelta a Banff por la misma Icefields Parkway que nos deslumbro sólo un par de días antes.
Antes de iniciar la ruta, teníamos dos lagos justo detrás de Jasper pendientes: Patricia Lake y Pyramid Lake. En estos lagos pueden realizarse muchas actividades, con canoas, kayak y windsurf. Como ibamos con poco tiempo, lamentable no pudimos disfrutarlos mucho. Para la próxima.
Lo cierto es que el recorrido a la inversa en la Icefields Parkway es si cabe más espectacular aún. Salvo alguna parada técnica, hicimos el recorrido tranquilos disfrutando de las vistas que nos brindaban las Rocosas, hasta llegar a Banff.
Una vez en Banff, check in en nuestro hotel, cena de nuevo en Eddies's Burguer (si, no nos pudimos resistir...), ducha y a dormir que a la mañana siguiente nos esperaba un largo recorrido en coche hasta Kelowna, unos 480 kilómetros.
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